Ser modelo de cara -este proyecto de micro-collage- comenzó como una broma con la intención de profundizar en algunas coincidencias constructivas (o redundancias) cuando remodelar lúdicamente el rostro humano, en este caso los de los rasgos femeninos más armónicos disponibles en el mercado de la cara encontrado en revistas de papel cuché. Hasta con un espíritu poco beligerante, es posible ir bastante lejos en la reconstrucción desasosegante del rostro. La colección tenía formato mini (11x8cm aprox.). Las piezas se presentaron como azulejos barnizados cien veces, bien brillantes, colocados cada uno en una caja-marco negra, a modo de joyas pulidas y brillosas.