La inauguración del Centro de Arte Fabra i Coats (Fábrica de Creación le llaman) en el barrio de La Sagrera de Barcelona fue una gran fiesta, con decenas de artistas exhibiendo y actuando sobrelapados y por todas las plantas, y cientos de visitantes. Que en realidad fueron miles, aunque había que llegar bajo una lluvia torrencial.
Una lluvia que se percibió como un purificadora pero que viéndola en perspectiva fué una ducha fría de despediada.
Fue una experiencia increíble ver por primera vez un pop-up de Festival de Bellas Artes gigante, de sólo una tarde y una noche.
Pensé en una instalación rara para la ocasión.
Y un poco ofensiva porque era un acto del Departament de Cultura del Ayuntamiento de la ciudad, para darse un poco de lustre después dejar abandonada la escena hacía tiempo. Fue cuando parecía que Trias lo hacía tan mal, cuando todavía no habíamos probado a la Colau y a su Collboni.
Mientras estaba montándola hubo momentos difíciles con las materias primas sangrientas y apestosas de la casquería cruda: estómagos de cordero y vaca, piel cruda de cerdo, conejos gigantes muertos y despellejados, alas disecadas de palomo argentino ... Tuve que instalar un aire acondicionado detrás de la cortina tan pronto como prendí las luces ...
En la instalación, la Virgen está recibiendo avisos de su futuro embarazo de un querubín aconejado, cuando la criatura a la que ya ha gestado y dado a luz y que sostiene en sus brazos es ya tan grande como el propio ángel.
La advertencia divina llegando algo tarde.