La serie "Comunión" de Miroir Noir comenzó como un ejercicio para reunir los descubrimientos técnicos y los recursos pictóricos que tanto el grupo, como ambos por separado, tanto Milos Kopták como Rai Escalé, habían acumulado en el desarrollo de la serie anterior, 'Propter Nuptias '.
La serie se fue pintando a partir de viejas fotografías de la familia encontradas en Rastros de Europa, que fueron punto de partida para las pinturas resultantes. Todas las fotos seleccionadas eran fotos de grupo, aparentemente justo antes o después de un evento extraordinario, indeterminado, relacionado con la religión, como las primeras comuniones, las palmas de Semana Santa, los matrimonios o los funerales. Las emociones que se percbían eran la expectativa y el orgullo, probablemente como resultado de la vestimenta dominguera y del mismo hecho inusual de ser fotografiados.
Fotos que no son recuerdos para nadie vivo, condenadas a no ser, pero que rescatadas del olvido por un proceso azaroso de singularización sin sentido pasan a disfrutar de una nueva existencia, y vuelven a un nuevo ser. Sujetas a la contradicción de la ley del cambio permanente y a la ausencia de un sentido presente, se convierten en memorias de un pasado impermanente, si eso tiene algún sentido.